La mente y su funcionamiento energético. Cuando miramos a alguien, estamos viendo un cuerpo físico, aunque ya se ha demostrado que somos un 99,99% energía. En este capítulo te hablaré de la mente y lo voy a desarrollar sobre la base de que la mente es energía.
En la pantalla de un electroencefalograma se puede apreciar claramente las ondas cerebrales. Son un ejemplo de que los pensamientos, a nivel cerebral, generan vibraciones y que se pueden medir en el plano material.
Cuando en tu mente tienes un pensamiento, en realidad estás transmitiendo energía. Además, cuando estás pensando, siempre lo haces bajo tus propias creencias, tus esquemas mentales o los hábitos adquiridos a lo largo de los años. Al tener un pensamiento sustentado en tus propias creencias, lo que está ocurriendo es que el efecto que producen dichas creencias, se convierten en un campo energético, que a continuación emiten una señal que es capaz de producir cambios químicos en el organismo.
Lo podemos resumir de esta forma. Los pensamientos desencadenan reacciones químicas en el organismo.
Qué mecanismo utiliza la mente
Aún no se ha descubierto cual es el mecanismo exacto mediante el cual esto ocurre. Una vez Einstein dijo: “Ni todo lo que existe se puede demostrar, ni todo lo que se puede demostrar existe”, aunque sí existen evidencias de que los pensamientos positivos te podrían sanar, conocido como efecto placebo, pero en cambio, los pensamientos negativos te podrían enfermar, conocido como efecto nocebo.
Llegados a este punto, podemos afirmar que los pensamientos pueden influir en tu salud. Pero no sólo eso, pueden influir en la relación que tienes contigo, en tu autoestima, con la relación que tienes con los demás, e incluso podrían llegar a interferir en una sana relación con el dinero.
En realidad, no es sólo una cuestión de pensar en positivo o en negativo, se trata de la manera en la que piensas, más bien es en la forma en la que interpretas las emociones que estás gestionando en ese momento.
Por lo tanto, el problema no es simplemente del entorno en el que te mueves, sino que es lo tú interpretas en él.
Cómo está formado nuestro cuerpo
Estamos formados por entre 37 a 40 billones de células, siendo la sangre el entorno celular, por eso podemos decir que la composición de la sangre puede cambiar el resultado en la célula.
¿Y quien se encarga de controlar la sangre?, el sistema nervioso, que crea una química diferente según lo que interpretas en tu entorno. Entonces, podemos sacar la conclusión que la célula y el ser humano son la misma cosa. Por eso, si una persona se desarrolla en un entorno nocivo, lo mismo que la célula, tiene muchas posibilidades de enfermar. Si esta persona se desplaza a un entorno sano, entonces se multiplicarán las posibilidades de sanar.
Todos los días, cientos de millones de células mueren y se tienen que ir produciendo de nuevas. Si tu organismo no compensa la renovación de células entonces no puedes estar sano porque durante ese balance orgánico estarás perdiendo demasiadas células al día y se estará produciendo un desequilibrio negativo.
Uno de los grandes problemas añadidos es cuando las hormonas del estrés están muy activas. En ese momento, en el cuerpo se bloquean todas las funciones que usan energía y muy especialmente en el sistema inmunitario, que utiliza muchísima energía. Cuando no puedes controlar el estrés tu cuerpo está en peligro de enfermar. En el momento que tu sistema inmunitario entra en acción, como consume mucha energía, el cuerpo se desgasta más de lo normal. Ese es el motivo por el cual sientes mucho cansancio porque tu energía la está usando el sistema inmunitario.
La mente interpreta todo lo que sucede en el entorno. Cuando piensas de una manera positiva, en tu cerebro se segrega dopamina y oxitocina, y es cuando puedes sentir el amor, una nueva química se activa y promueve la salud en tus células. Por eso, quien se enamora se siente tan bien. Pero si por el contrario piensas de una manera negativa, en tu cuerpo se segregan hormonas del estrés, que frenan la renovación de las células en tu cuerpo y entonces se crea una química que hará que tu cuerpo pueda enfermar.
Si piensas que al tomar algo te vas a sanar y a consecuencia de eso, de pensar que vas a sanar, mejoras tu calidad de vida, en realidad lo que tomaste no ha hecho tanto efecto como pueda parecer, porque han sido tus creencias las que hicieron casi todo el trabajo.
A eso es lo que llamamos pensamientos positivos y efecto placebo.
Así que, cuida mucho tus pensamientos
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